13 de marzo de 2009

La pelea de la tensión


 No tiene la mirada que solía. La seguridad que Christian Mijares emanaba al salir ante los medios para todo el protocolo previo a sus peleas lo abandonó desde que Vic Darchinyan lo moliera a golpes y le arrebatara sus títulos en Noviembre pasado.

  El boxeador lagunero no es el mismo que solía y la corriente de opiniones que lo considera un fraude del cuadrilátero comienza a afectarle. Ayer, en una desordenada ceremonia de pesaje previa a la pelea que sostendrá hoy contra el venezolano Nehomar Cermeño, válida por el cetro Gallo interino de la Asociación Mundial de Boxeo, su rostro, aunque lo intentaba, denotaba cansancio y tensión, aún cuando sus palabras a la prensa intentaban expresar lo contrario.

  “Me siento muy bien, quizá mejor que nunca, he dado el peso sin ningún problema, por lo que ya estoy listo para enfrentar a Cermeño” dijo un titubeante Mijares, que no tuvo problema en dar los 53.500 kilogramos, al igual que su contrincante sudamericano, quien consideró que la subestimación a la que ha sido sometido puede pesarle al entorno del pugilista lagunero.

  “Siento que me han subestimado, pero quiero dejar claro que yo no vine hasta acá para ser nada más una comparsa, yo vine aquí a ganar y eso es lo que quiero; tengo muchos años en el boxeo y quiero demostrar que puedo estar en los primeros planos. Que me subestimen es un error, porque les puede salir contraproducente” explicó el venezolano.

  Por su parte, Mijares, quien fue llamado por todos “campeón” como para dejar en claro la preferencia entre los contrincantes, incluyendo a las autoridades del CMB y los promotores, reparo en la importancia de que la gente llene el Coliseo Centenario, sede del combate: “espero que la gente me apoye, porque todo esto es por la gente, es por ellos, por todos los que me han apoyado, a ellos es a quienes quiero regalarles un título más, porque se lo merecen y quiero dárselos. Va por todos” espetó.

  Tras la escueta rueda de prensa y la ansiedad palpable de Mijares, éste y su equipo salieron velozmente de la sede de pesaje para dirigirse a un restaurante donde celebraron una comida en  honor del boxeador, a la cual tuvo a bien en convidar a las autoridades del CMB, aunque no hizo lo propio con su rival, quien quedó sólo, subestimado, por todo un entorno que está presionado por una posible derrota de Mijares, lo cual significaría un golpe incontestable para su carrera.

  Hoy por la noche, comenzarán a disiparse las dudas en la pelea de la tensión.


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