12 de abril de 2009

El chico de la foto

  Quienes lo votaron, o al menos llegaron a verlo en los espectaculares y pendones durante su campaña, volvieron a saber de él al identificarlo detrás de Felipe Calderón el día en que el ahora Presidente tomó protesta en San Lázaro custodiado por un nutrido grupo de panistas que fungieron como vallas de protección.

  Su considerable altura física le permitió colarse en la histórica imagen que muestra a un apurado primer mandatario y a unos felices blanquiazules; era un momento crucial para México, y la primera experiencia trascendente para Jesús de León Tello, el chico de la foto, en el Congreso.

  En la suposición, al saber situarse en el lugar indicado, muchos suponían que Jesús realizaría un trabajo destacado, o cuando menos ruidoso para ganar adeptos en el entorno local. Pero no fue así.

  Infelizmente para su causa, el azar de aparecer en la fotografía será su logro más notable como diputado federal, trabajo en el que lejos estuvo de sobresalir y, peor aún, ni siquiera aprovechó para beneficio de su máxima aspiración: ser alcalde de Torreón.

  Jesús, delfín de Guillemo Anaya, ha pasado los últimos tres años bajo una inercia mediocre y de visión reduccionista, algo que colocó sus anhelos en un tobogán, ya que, en términos hipotéticos, después de la horrorosa administración de José Ángel Pérez (con quien perdió la elección interna en 2005) tendría que ser el candidato panista natural, pero su imagen actual y su desapego por la ciudad, le han cobrado factura.

 Sólo los intentos del propio Anaya para revivir al muerto podrían causar un efecto positivo en un político que se diluyó conforme alejó su presencia del terruño. Y ya que no puede repetir aquel detalle de la foto, habrá qué ver cuál será la estrategia de su partido para reposicionarlo, o si de plano inicia la búsqueda de un buen psicólogo que le explique cómo se hilan dos fracasos continuos.

  Aunque, tal vez, el Presidente pueda invitarlo a salir en las fotos de sus giras. Total, mientras se mantenga sentado (por aquello de la altura) y no se ría más de la cuenta, todo puede negociarse.

 El tiempo se viene encima y pronto tendremos respuestas si el chico de la foto y su padrino encuentran la salida a su empantanado presente. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario