5 de julio de 2009

Regresión compartida


Las elecciones del domingo pasado dejaron diversas lecturas, aunque destaca el regreso volcánico del PRI, que será mayoría en el Congreso y continuará con su dominio a nivel Estados, lo que devela el trascendente trabajo tanto de su dirigencia nacional como de sus gobernadores, que (salvo Sonora con Eduardo Bours) mantuvieron a los cándidos panistas a raya.

Lo del PRI es un caso que, por más que se estudia, no termina por comprenderse a plenitud. Y no es que falte conocimiento entre los doctos de la politología, sino que hay situaciones, contextos, coyunturas, formas y fondos que no pueden ser catalogados, que carecen de una lógica propia y, por tanto, se vuelven incalificables. ¿Qué fue primero, el huevo o la gallina? ¿Qué fue primero, el PRI o sus peculiares dinámicas?

De movimiento revolucionario a organismo político, de organismo político a dictadura perfecta, de dictadura perfecta a tercera fuerza política y de allí a dar un golpe de autoridad que indica que sus prácticas, que muchos catalogamos como anquilosadas e inmorales, continúan dándole conquistas. Vamos, que en su propia involución encuentra los caminos al éxito.

Y para comprobarlo, no tenemos que hurgar en otras entidades. Coahuila mismo es un ejemplo contundente, pues ni siquiera hizo falta una gran movilización por parte de la estructura estatal para que los tricolores barrieran a los blanquiazules.

La sombra del Gobernador bastó para subir a los aspirantes a caballos de hacienda, incluso a aquellos que lejos están de significarse como prominentes políticos, con capacidades retóricas, teóricas y prácticas.

Alarma tendría que causar entre las huestes panistas que con u n Gobernador guardado en casa, sin aparecer en los medios, no fueron capaces de convencer a la gente de la regresión a la que son sometidos al ganar el PRI.

Será que ellos mismos forman parte inherente de ésta…

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