7 de febrero de 2010

Vivir el miedo



El fin de semana pasado en Torreón resultó atípico. Los que hasta hace unos días eran antros bulliciosos, cavernas para beber y ligar, pasaron a simples construcciones de puertas cerradas y música de grillos.

Solas, muy solas estuvieron las calles de la ciudad, pues, salvo algunos que no tuvieron más opción que salir, únicamente pudieron verse los convoyes de soldados y policías federales empuñando sus fusiles de película, con el gesto adusto, tediosos, tensos.

Nunca antes Torreón había vivido tan de cerca el miedo, jamás lo había emanado de cada poro. Fue simple: sus habitantes aceptamos el condicionante y, sencillamente, acatamos la vinculante decisión de las autoridades y dueños de los bares y restaurantes.

Y que lo hayamos hecho en realidad sorprende. Los torreonenses no solemos ser precisamente ciudadanos que gustemos de reglamentos e indicaciones, por el contrario, presentamos una tendencia al chisteo incesante, a la queja recurrente, a la anarquía simplista.

Pero, la pregunta es ¿cuánto durará el miedo? ¿Cuántos fines de semana más militares y federales animarán el paisaje?

Hasta para tener miedo somos novedosos, nos dejamos llevar por la moda. Ya superada la prueba de un fin de semana relativamente tranquilo, y si se le suman otros, doy por hecho que olvidaremos el temor de caer acribillados al ir a beber cerveza en algún bar de moda.

Y es que, mientras el accionar de la sociedad para combatir al narcotráfico se limite responder al temor, si no escudriña en sus vicios y errores internos y exclusivamente se va al rincón más seguro de su casa a mirarse el ombligo, sin actuar en consecuencia de la realidad, o siquiera discutirla, con perdón, pero seguiremos fritos, con la moda del miedo a cuestas, como si se tratase de colecciones de ropa de diseñadores metrosexuales.

1 comentario:

  1. Realmente es muy triste todo lo que uno ve, y no ve, pero escucha, o lee, y más cuando pasa en nuestra tierra natal, y aunque emigrar no sea lo mas valiente, almenos ayuda a no cargar con ese peso tan díficil de llevar como lo es el miedo.

    saludos y un gran abrazo.

    pendientes del blog ;)

    -E.P.S.E

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