28 de febrero de 2009

Industrias culturales

¿Quieres ser Salvador Dalí?

  No cabe duda que Salvador Dalí es uno de los grandes genios del arte moderno; su calidad como autor y la disciplina férrea sobre sus musas han resultado siempre temas únicos para abundar en sus devenires.

 Encima, las decenas de anécdotas deliciosas y una vida (según sus biógrafos) vertiginosa y turbulenta, han coadyuvado para que la emblemática figura del surrealismo forme parte del la elite de personajes sobre los que, invariablemente, apetece hablar, escribir o, como en el caso que llevó a escribir el presente texto, filmar.

  Resulta que Hollywood insiste en realizar no una, sino varias películas sobre el pintor catalán, algo que no ha gustado en la Fundación Gala-Salvador Dalí, propietaria de los derechos de la obra del artista, que en voz de su director, Joan Manuel Sevillano, dijo: "Lo último que le hace falta ahora a Dalí es una mala película que tenga éxito".

  Así, la fundación amenaza con entrar a juicio contra todo aquel que se atreva a profanar la memoria del creador, en el entendido que su mítica figura no está para visiones reduccionistas y plastificadas.

  En coyunturas como la que nos atañe hoy, es cuando debemos entender la imperiosa necesidad de comenzar un proceso dignificante que frene la voracidad de las Industrias Culturales, las cuales supeditan nuestra vida y transforman las obras de arte, o las expresiones humanas, a meros objetos producidos a escala industrial.

  Si Hollywood pretende que sujetos innombrables como Antonio Banderas, (dirigido por Simon West, quien nos entregó bodrios como Tomb Raider) interpreten y vendan la vida de Dalí, es momento de poner freno, y que dejen de meterse en los pocos espacios virginales que nos quedan para reivindicarnos con el mundo.

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